:: Ser pobre y homosexual en la Argentina de hoy es delito ::

El pasado domingo 15 de marzo nos enterabamos a través de una publicación periodística que el Fiscal provincial Carlos Romero, en un escrito judicial referido a los testimonios de dos imputados en una causa por un robo en un colegio religioso de la ciudad de Santa Fe, había considerado la orientación sexual de uno de ellos como factor excluyente en la comisión del delito y en la veracidad de sus dichos.

“El joven delincuente reúne elementos de marginalidad muy notorios: a su inmadurez, se le endosan un estado de cuasi abandono, su inclinación sexual hacia los hombres y su ‘trabajo’ de sexo a cambio de dinero” escribió la pluma del Dr. Romero, poniendo en evidencia una realidad a la que cotidianamente lesbianas, gays, bisexuales y trans nos enfrentamos en todo el país: el prejuicio y la discriminación.

El "joven delincuente" evidentemente las tenía todas, de acuerdo a la particular mirada del Fiscal. Era pobre y tenía una "inclinación" un poco peligrosa. Además cambiaba sexo por dinero. Demasiados pecados para consitar la escucha atenta y desprejuiciada del Dr. Romero. Su testimonio, no valía nada.

Y el combo de condiciones que el "joven delincuente" llevaba consigo era motivo más que suficiente para hacer un rápido análisis y sacar conclusiones. Pobre Justicia si está en manos de personajes como este, que corren su velo que debiera garantizar imparcialidad para aplicarla de acuerdo a la cara, la ropa, la "inclinación", el trabajo y el estrato socioeconómico de quien debe ser juzgado.

Precisamente la Justicia que es la garantía última que tenemos las ciudadanas y ciudadanos de nuestro país para no ser atropellados por la prepotencia, la intolerancia y la discriminación.

Pero esta situación no es nueva. Día a día las personas de orientación sexual e identidad de género diferentes a la heterosexual debemos superar todos esos prejuicios para lograr un ejercicio pleno de la ciudadanía. Pero esta no es una tarea facil.

Nuestras sociedades, acostumbradas y bien dispuestas a "etiquetar para segregar" ejerce una terrible violencia de múltiples orígenes y tipos que van desde la negación del "ser" del otro o la otra, a la exclusión explícitam de determinados colectivos y grupos del espacio público, institucional, laboral, sanitario, educativo y familiar entre otros.

Y es que las palabras del Dr. Romero no hacen más que llamarnos a una reflexión profunda sobre los tiempos que vivimos.

En un país que se dice "moderno", "progresista" y que consagra las libertades y los derechos más amplios en sus textos legales y constitucionales,¿ somos todas y todos iguales efectivamente? ¿tenemos la posibilidad de ejercer realmente nuestros derechos en pie de igualdad, independientemente de nuestra raza, sexo, religión, orientación sexual, identidad de género, grupo socioeconómico u otros aspectos?

¿Por qué las mujeres en Argentina cobran 30% menos que los varones para un mismo trabajo? ¿Es saludable como sociedad que las personas trans solo tengan oportunidades laborales en el trabajo sexual o la prostitución? ¿Es justo que un niño o niña gay, lésbiana o trans sea expulsado de su hogar? ¿Se justifica la violencia hacias la personas de la diversidad sexual en las escuelas, clubes y espacios público? ¿Se puede ser igual o prentender igual ejercicoo de derechos si uno o una es gay, lesbiana, trans y además suma a esa condición una situación de marginalidad y pobreza?

Parece que el Dr. Romero, fiscal de nuestra provincia de Santa Fe, tenía las respuestas a todas estas preguntas, o al menos a la última de ellas: Acá ser pobre y gay es sinónimo de delincuente.



Esteban Paulón
Secretario de VOX
Asociación Civil que lucha por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, travestis y transexuales