Presidenta: las nuevas formas de familia ya existen
Tras años de lucha, tramitaciones judiciales, y hasta varios amparos en la Corte Suprema de Justicia de la Nación que esperan ser resueltos, el gobierno ha anunciado a través del titular de Anses, Amado Boudou que reconocerá el derecho a pensión a viudas y viudos lesbianas, gays y trans.
La medida, un acto de justicia sin lugar a dudas, implica un avance concreto en la obtención de derechos por parte de la comunidad LGBT.
Ya había sido otorgado este derecho en las ciudades de Rosario y Santa Fe donde sus cajas jubilatorias en la órbita de los gobiernos municipales, reconocieron en el año 2006 el principio de no discriminación a las parejas de personas del mismo sexo.
Después de todo, a la hora de descontar nuestros aportes jubilatorios el estado no se interesa por nuestra orientación sexual, y descuenta exactamente el mismo monto que a una persona heterosexual.
Mientras diversos países en el mundo avanzan hacia la igualdad plena – el acceso al derecho al matrimonio para personas del mismo sexo y el reconocimiento identitario de travestis, transexuales y transgénero, en nuestro país se dan los primeros pasos – tímidos para el gusto de muchos de nosotros – en esta materia. Pero derechos son derechos y cada avance cuenta.
Argentina, que ostentaba con orgullo el título de ser uno de los países más modernos y progresistas de América Latina, no puede más que mirar con un poco de envidia a nuestro vecino y hermano Uruguay que, en poco tiempo, ha aprobado una Ley de Unión Concubinaria para parejas de la Diversidad que nos equipara en derechos a los concubinos heterosexuales y avanza a paso firme a consagrar el derecho a adopción por parte del colectivo LGBT.
Pero bueno, ya lo dijimos. Derechos son derechos y cada avance cuenta.
Pero entre la indisimulable alegría que produjo el anuncio periodístico por este derecho conquistado – porque los derechos se conquistan con lucha y esfuerzo, no son regalo de nadie – venimos a enterarnos que nuestras familias no existen.
Según consigna el matutino Clarín, ante la noticia la Presidenta Cristina Fernández expresó que "es el reconocimiento de un derecho, no es una promoción de nuevas formas de familia, ya que si buscáramos eso tendríamos que reformar el Código Civil, y no es la idea."
Ante esta afirmación sólo me queda decirle a la Presidenta Cristina: “Tengo una mala noticia. Las nuevas formas de familia ya existen”.
Incluso la “nueva-vieja familia” de Alfredo Pascale y José Castro, cuyo caso fue el testigo para la decisión de la Anses, existía antes que el Estado argentino, en la persona de la Presidenta, decidiera que “no es la idea promover” las nuevas formas de familia.
Qué decepción para todas y todos aquellos que constituimos, vivimos, sentimos y compartimos el seno de nuestras nuevas formas de familia hace tanto tiempo.
Qué decepción saber, constatar, que al Estado no le interesamos, no existimos, no nos quiere “promover”. Que a la Presidenta de la Nación no le interesa mucho meterse con el Código Civil como sí le interesó al Presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero.
Quizá Zapatero logró ver, reconocer, que las nuevas familias – que existían y existen – merecían el mismo trato por parte del Estado. Que esa medida era una demostración palmaria de un gobierno Progresista y que ningún Estado moderno puede consentir la discriminación y el trato no igualitario hacia ningún colectivo social, y mucho menos con aquellos que sufren mayor vulneración en sus derechos.
Pero bueno, a todas y todos aquellos que nos sentimos parte de este enorme grupo de las “nuevas formas de familia” nos queda el consuelo de decirle a la Presidenta que, por suerte, no se necesita autorización ni política de promoción para amar a otra u otro.
Que no necesitamos que el estado nos diga cómo conformar nuestras familias, con quién compartir la vida, junto a quién pensarnos recorriendo el largo camino de la vida.
Que aunque la Presidenta no quiera “promovernos” seguiremos expresando lo que sentimos, amando como siempre, compartiendo la alegría de sentirse parte de una familia y poder decírselo al mundo.
Y sobre todo, que seguiremos luchado por un trato igualitario por parte del Estado. Que a nosotras y nosotros sí nos interesa buscar una reforma del Código Civil que otorgue la real igualdad de derechos y acceso a las oportunidades para todas y todos.
La medida, un acto de justicia sin lugar a dudas, implica un avance concreto en la obtención de derechos por parte de la comunidad LGBT.
Ya había sido otorgado este derecho en las ciudades de Rosario y Santa Fe donde sus cajas jubilatorias en la órbita de los gobiernos municipales, reconocieron en el año 2006 el principio de no discriminación a las parejas de personas del mismo sexo.
Después de todo, a la hora de descontar nuestros aportes jubilatorios el estado no se interesa por nuestra orientación sexual, y descuenta exactamente el mismo monto que a una persona heterosexual.
Mientras diversos países en el mundo avanzan hacia la igualdad plena – el acceso al derecho al matrimonio para personas del mismo sexo y el reconocimiento identitario de travestis, transexuales y transgénero, en nuestro país se dan los primeros pasos – tímidos para el gusto de muchos de nosotros – en esta materia. Pero derechos son derechos y cada avance cuenta.
Argentina, que ostentaba con orgullo el título de ser uno de los países más modernos y progresistas de América Latina, no puede más que mirar con un poco de envidia a nuestro vecino y hermano Uruguay que, en poco tiempo, ha aprobado una Ley de Unión Concubinaria para parejas de la Diversidad que nos equipara en derechos a los concubinos heterosexuales y avanza a paso firme a consagrar el derecho a adopción por parte del colectivo LGBT.
Pero bueno, ya lo dijimos. Derechos son derechos y cada avance cuenta.
Pero entre la indisimulable alegría que produjo el anuncio periodístico por este derecho conquistado – porque los derechos se conquistan con lucha y esfuerzo, no son regalo de nadie – venimos a enterarnos que nuestras familias no existen.
Según consigna el matutino Clarín, ante la noticia la Presidenta Cristina Fernández expresó que "es el reconocimiento de un derecho, no es una promoción de nuevas formas de familia, ya que si buscáramos eso tendríamos que reformar el Código Civil, y no es la idea."
Ante esta afirmación sólo me queda decirle a la Presidenta Cristina: “Tengo una mala noticia. Las nuevas formas de familia ya existen”.
Incluso la “nueva-vieja familia” de Alfredo Pascale y José Castro, cuyo caso fue el testigo para la decisión de la Anses, existía antes que el Estado argentino, en la persona de la Presidenta, decidiera que “no es la idea promover” las nuevas formas de familia.
Qué decepción para todas y todos aquellos que constituimos, vivimos, sentimos y compartimos el seno de nuestras nuevas formas de familia hace tanto tiempo.
Qué decepción saber, constatar, que al Estado no le interesamos, no existimos, no nos quiere “promover”. Que a la Presidenta de la Nación no le interesa mucho meterse con el Código Civil como sí le interesó al Presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero.
Quizá Zapatero logró ver, reconocer, que las nuevas familias – que existían y existen – merecían el mismo trato por parte del Estado. Que esa medida era una demostración palmaria de un gobierno Progresista y que ningún Estado moderno puede consentir la discriminación y el trato no igualitario hacia ningún colectivo social, y mucho menos con aquellos que sufren mayor vulneración en sus derechos.
Pero bueno, a todas y todos aquellos que nos sentimos parte de este enorme grupo de las “nuevas formas de familia” nos queda el consuelo de decirle a la Presidenta que, por suerte, no se necesita autorización ni política de promoción para amar a otra u otro.
Que no necesitamos que el estado nos diga cómo conformar nuestras familias, con quién compartir la vida, junto a quién pensarnos recorriendo el largo camino de la vida.
Que aunque la Presidenta no quiera “promovernos” seguiremos expresando lo que sentimos, amando como siempre, compartiendo la alegría de sentirse parte de una familia y poder decírselo al mundo.
Y sobre todo, que seguiremos luchado por un trato igualitario por parte del Estado. Que a nosotras y nosotros sí nos interesa buscar una reforma del Código Civil que otorgue la real igualdad de derechos y acceso a las oportunidades para todas y todos.
2 Comments:
At 9:38 p. m., Anónimo said…
ustedes van bien con el PS, porque alli son todos culo roto
At 6:04 p. m., Anónimo said…
OKOKOKOK
ESTE SIS ES (PERDON LA PALABRA )UN PELOTUDO..........
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